Culto

Sábado 19 de marzo de 2011

Por Harold Segura

« ¿Por qué estáis pensando así? ¿Qué es más fácil? ¿Decir “Tus pecados quedan perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? Pues voy a demostraros que el Hijo del hombre tiene autoridad en este mundo para perdonar pecados. Se volvió entonces al paralítico y le dijo: Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa»

Mateo 9:5-6

(La Palabra, Sociedad Bíblica de España, 2010)

¿Qué será más fácil?, seguimos preguntándonos hoy: ¿curar los males del espíritu o calmar las necesidades del cuerpo? ¿Qué será más importante?: ¿trabajar por la conversión del corazón o luchar por la trasformación social? ¿Qué estará primero?: ¿la evangelización o el servicio social? Estas, entre otras preguntas más, siguen entreteniendo nuestra teología y, en muchos casos, paralizando la acción misionera integral de nuestras iglesias.

Son preguntas que reflejan, por una parte, lo que creemos acerca del ser humano, como si fuera un ser fragmentado en compartimientos separados (el alma por un lado y el cuerpo por otro) y, también, lo que pensamos acerca de Dios, como si él tuviera más interés en unas áreas de la vida que en otras (Dios como un ente espiritual distante de las realidades materiales).

Jesús respondió a esas preguntas perdonando los pecados del paralítico y sanándolo de su enfermedad. Una vez más Jesús demuestra que su mensaje se dirige al ser humano integral y que su salvación incluye tanto el alma como el cuerpo, el ser espiritual como el ser social, la vida del individuo y la realidad de la comunidad. «Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa», expresan el poder de Dios para perdonar, sanar, restaurar y dignificar al ser humano creado a su imagen y semejanza.

Tan deficiente es el evangelio que anuncia la salvación del alma desconociendo las realidades sociales, como el que se concentra en los asuntos sociales haciendo caso omiso de la dimensión espiritual del ser humano. «Esto último es lo que deberías hacer, aunque sin descuidar lo otro» (Lucas 11:42).

Para seguir pensando:

«Amar a tu prójimo no es sólo bueno para el prójimo, es esencial para nuestras almas»

Dorothy Day (Periodista, fundadora de Catholic Worker, 1897-1980)

Vale que nos preguntemos:

¿Cómo podemos, en mi comunidad de fe, hacer que el anuncio del evangelio sea más integral e inclusivo? En mi caso personal, ¿cuáles son los pecados que necesitan perdón? ¿qué necesidades necesitan restauración?

Oración:

Amoroso Señor, tus conoces mis preguntas y lo que estoy pensando; conoces también mis necesidades, las del alma y las del cuerpo. Yo también necesito que me perdones y me levantes. Confío en tu poder. Amén

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Harold Segura, colombiano, residente en San José, Costa Rica, pastor bautista, teólogo y actual Coordinador de Relaciones Eclesiásticas de Visión Mundial para América Latina y El Caribe. Ex-Rector del Seminario Teológico Bautista Internacional de Cali, Colombia.